La vivienda [C]_ hace de su patio el corazón  en torno al que se formaliza nuestra propuesta. Central y organizador, cada espacio de la vivienda orbita a su alrededor  y derrama cielo, sol y luz sevillana en cada una de sus aristas.

Los primeros bocetos de esta vivienda unifamiliar aislada ubicada en la localidad de Espartinas ya daban cuenta de la presencia fundamental de este patio para conjurarnos con el soleamiento. La orientación de la parcela y la tipología residencial nos instó a volcarla hacia unos espacios exteriores principales cobijados en la privacidad de su fondo norte. Su luz, serena y homogénea,  contrapuntea con la agitada secuencia solar Este-Sur-Oeste que se filtra y matiza en un juego de luces y sombras en el patio central de la vivienda. Construidos los vacíos, domesticada la luz natural, pudimos comenzar a componer sus espacios interiores.

La composición volumétrica se formaliza en dos bandejas arquitectónicas, blancas, prismáticas y de depuradas geometrías que gravitan sobre una planta baja que se convierte en el zócalo arquitectónico en contacto con los espacios exteriores de la parcela. Los reflejos de las superficies de vidrio y de los aluminios satinados de sus paños ciegos hacen de este zócalo un amplificador de la prominente vegetación de los límites de la parcela y catalizan el espectro cromático de la luz solar: el basamento se vuelve etéreo y las bandejas arquitectónicas comienzan a elevarse.

El programa de necesidades se organiza en una planta baja que alberga los espacios diurnos: el vestíbulo de entrada, en la fachada sur, ya da cuenta del carácter del patio en la llegada y filtra, a través de él, la vista hacia los diáfanos espacios de salón-comedor y cocina. Estos se extienden más allá de los límites de sus envolventes sobre un gran espacio de porche y sobre el propio exterior del patio. Los límites entre interiores y exteriores se tornan difusos.